domingo, 29 de diciembre de 2013

FSSPX Distrito Sudamérica - Llamamiento del Padre Bouchacourt a participar en la Cruzada de Rosario convocada por Mons. Fellay



 ¡ADELANTE CON LA CRUZADA!


    “La Santísima Virgen, en estos últimos tiempos en los que vivimos, ha dado una eficacia nueva al rezo del rosario. De tal manera que ahora no hay problema, por más difícil que sea, ya sea temporal o, sobre todo, espiritual, ora se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros, de nuestras familias del mundo o de las comunidades religiosas, o al bien de los pueblos y naciones; no hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver con el rezo del santo rosario. Con el santo rosario nos salvaremos, nos santificaremos, consolaremos a Nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas. Finalmente, (el otro medio que salvará al mundo es) la devoción al Inmaculado Corazón de María, nuestra Santísima Madre, considerándola como la sede de la misericordia, de la bondad y del perdón, y la puerta más segura para entrar al cielo”.(1)

    Estas palabras de Sor Lucía, la vidente de Fátima, nos llaman a responder generosamente a la nueva cruzada convocada por Mons. Fellay, Superior General de la Fraternidad San Pío X. En efecto, desgraciadamente la jerarquía de la Iglesia parece estar como anestesiada, hipnotizada, enceguecida, paralizada y favoreciendo la apostasía que se extiende por todo el mundo. Sor Lucía hacía esta comprobación: “No esperemos que de Roma venga un llamado a la penitencia del Santo Padre; tampoco esperemos que provenga de nuestros obispos en sus diócesis ni de las congregaciones religiosas. ¡No! Nuestro Señor ya se ha servido muy a menudo de estos medios y el mundo no le ha prestado atención. Por eso es necesario que cada uno de nosotros comience por sí mismo su propia reforma espiritual. Cada uno debe salvar no sólo su alma sino también todas las almas que Dios ha puesto en su camino”(2)

    La Fraternidad San Pío X, a pedido de su Superior General, quiere responder a la llamada instante del Corazón Inmaculado de María, último recurso en estos tiempos difíciles. Como David frente a Goliat, animados de un profundo amor a las almas y a la Iglesia, junto a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, por medio de esta cruzada queremos suplicar que el Corazón Inmaculado venga a socorrernos.

    Queremos que el Papa restaure la santa Tradición en la Iglesia: ¡recemos el rosario!

    Queremos santos obispos, santos sacerdotes, santas vocaciones religiosas y sacerdotales: ¡recemos el rosario!

    Queremos que Dios bendiga las obras de la Tradición, nuestras familias, nuestras comunidades, nuestras capillas, y que las guarde en la unidad de la verdad: ¡recemos el rosario!

    Queremos salvar nuestras almas, las de nuestros seres queridos y la conversión de los pecadores: ¡recemos el rosario!

    Queremos el triunfo del Corazón Inmaculado de María a través de la consagración de Rusia: ¡recemos el rosario!


    Estas intenciones, caras a todo católico, están comprendidas en la convocatoria a esta cruzada de rosarios.

    Como dijo Sor Lucía, tengamos confianza en la eficacia del rezo cotidiano del rosario pedido por Nuestra Señora durante cada una de sus apariciones en Fátima.

    Al rosario, como nos invita Mons. Fellay, añadamos la penitencia, sobre todo en lo que se refiere al cumplimiento de nuestro deber de estado “en unión con el Santo Sacrificio de la Misa”, que nos hará agradables a Dios y atraerá su mirada misericordiosa sobre nuestra angustia. A vista humana el futuro de la Iglesia y del mundo parece muy sombrío; pero con la ayuda de Dios y del Corazón Inmaculado de María, la santa esperanza no puede abandonarnos. Esta cruzada también reafirmará nuestra fe y nuestra caridad. Estando al alcance de todos, ¡a todos les concierne! No prestemos oídos a los disconformes de siempre y a los desesperados, que con su celo amargo hacen el juego a los enemigos de la Iglesia y de la Tradición.

    Con coraje, grandes y pequeños, respondamos todos con generosidad a esta cruzada desde el 1º de enero hasta el día de Pentecostés, por el honor de Dios, el de su Santa Madre, por el bien de la Santa Iglesia y de las almas. ¡Que Dios los bendiga!


Padre Christian Bouchacourt
Superior de Distrito de América del Sur

    NOTAS:
    (1) Entrevista de Sor Lucía con el Padre Fuentes, 26 de diciembre de 1957.
    (2) Ibid.

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